Victoria letal
Daniel Guzter
En las enaguas
de seda
y en la piel
morena,
habita un orgullo
trascendental.
Un taconazo
en la tierra
que engendra
fieras,
leonas,
perras,
toras.
Fauna intensa.
Rompen las costillas de Adán
y brotan de la pelvis de Eva.
Una chispa
destinada
a ser encontrada,
retratada,
rescatada.
Resucitada.
Un rostro
que ha sido
el de miles.
Un cuerpo
que ha sido
el de muchas
y muxes.
Quimera
rojo sangre,
arroja fuego
y verdades.
Es victoria
la que apuñala con un beso
y deja claveles como costras.
La victoria
que se baña en floripondio
y renace de las ruinas
de una ciudad escandalosa.
Ciudad quebrada,
de minifalda
y brillantina,
de templos
y conjuros.
Ciudad tomada
por los cabellos,
arrastrada al lodo,
dejada en la banqueta
con cal y rímel.
Y, como venganza,
sonríe.
Es la diosa
que escolta siempre
a la soledad,
que vive en
los déjà-vus
y en el retrato
de vidas pasadas.
La victoria
se mira a sí misma,
reflejada en el rostro
de sus hermanas
y de sus hijas.
Brujas
y gitanas
mestizas.
La victoria
será letal,
como sirena
en celo,
como lluvia
de escorpiones.
La victoria
será letal
y cruda
o no habrá
paz alguna.