Receta de poema
Mario López Araiza Valencia
Ponle una pizca de tomillo al cerebro,
por aquello de las ideas insípidas.
Agrega un poco de chile;
quiero imágenes picantes.
Añade a las palabras un poco de pimienta
para darles sazón.
No olvides la menta y el malvavisco,
rocíalos sobre la pluma al escribir.
Desinfecta los versos,
quítales la cáscara.
Ponlos a fuego lento
para que se ablande la rima.
Deja que pase una hora,
remueve para que tenga sonoridad.
Apaga la lumbre,
espera a que se enfríe.
No demores tanto
o el lector te devolverá el plato.
Sírvelo lentamente,
que se aprecie su textura.
Ve lo que has logrado.
Hoy preparaste algo exquisito:
un poema para chuparse los dedos.